. . .Subliminal el tiempo y noble y largo el camino la han preservado de los tímidos asedios de mi corazón otrora perturbado por sus encantos. A sus quince abriles era la rosa encendida y perlada por las gotas de lluvia en mi ventana. Al pasar los días, una prolongada ausencia la convirtió en ilusión fortalecida por los avatares de mi vida sin horizontes y hoy. . . La pasión vedada por un sueño extraviado en m destino. . .
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